De vuelta de por ahí, con más de 10 horas conduciendo, mi estómago pide algo caliente, mis piernas un paseo y mi polla un polvo.
Siempre gana la calva.
No es difícil encontrar un abrevadero para darla de beber. Una luz roja en medio de la noche al lado de la carretera. Se llama "El Orinoco". Muy exótico para esta carretera. Aparco bajo una farola en la puerta. Me bajo. Estiro los brazos. Saco un piti para hacerme uno de la risi, y decido dar un paseito para aceitar las articulaciones o sino, cuando este follando voy a sonar como un muñeco de hojalata.
Unos pasos y estoy fuera del circulo de luz. Unos metros más y estoy en la oscuridad más absoluta. En medio de la puta nada. Vuelvo la cabeza atrás, y como el surfero se tranquiliza cuando al girarse aun ve la linea de la costa (¡eseee Haaans!), así yo me relajo cuando veo la luz roja del Orinoco... roja realidad. Fumo tranquilo, dejé de tener prisa hace muchas lunas.
La veo salir por la puerta de atrás del garito. Solo sujetador y tanga y enormes tacones. Morena de pelo largo. Sale a fumar o a despejarse. Desde aquí no distingo su cara, pero ese cuerpo me lo voy a follar en cuanto dé la última calaita. La imagino una vida. Me enamoro.
Ella se gira y entra... sólo buscaba algo de aire. Cuando entro en el garito entiendo que haya salido, este es de los de 24 horas. Siempre es de noche en sitios como este.
Como el Litos me enseñó, pido copa y sin beber ni una gota se negocia. Busco a mi chica morena. La veo junto a la maquina de música apretando botones al trantran. Me gusta ponerle música a todos mis momentos. Con las putas hago igual.
- ¿Cual quieres que ponga?.- pregunto en plan campeón.
- La que quieras, pero ya...- responde sin mirarme.
- ¿Bailaras conmigo?
- Sólo si lo pagas...
Es dura. Me gusta. Su acento brasileño deja claro la razón de ese culo escultural. Pongo una.. La garota de Ipanema... La canción arranca y se para.
- Esa no va... se ha jodido de tanto usarla.- sigue sin mirarme, yo quiero ver sus ojos.
Cada copla es un número de tres cifras. Pincho 666. Comienza una que no conozco... se gira y me mira.
La belleza de verdad, la natural, tarda en desaparecer con el tiempo y con las hostias. La de esta puta esta casi a punto de largarse. La paliza es reciente, tres o cuatro días. La nariz aun hinchada, moratones en los mofletes, el labio de abajo partido, un ojo medio cerrado y marcas de cortes de hilo de pescar en el cuello.
Las putas duras tiene la vida muy corta.
- Es sólo la cara - me dice - el resto funciona perfectamente.
Ella no es una puta... es una esclava y no de si misma...
Busco al dueño con la vista y respiro tranquilo...
Creo me voy a meter en un lio... pero el amor es lo que tiene....