Obedezco sumiso como perro castrado. Me tumbo en el suelo, levantando mis piernas y mis brazos. Contemplo mi cuerpo desnudo en el espejo del techo. Mi máscara de cuero negra con mordida roja no me inquieta.
Pisas mis huevos sabiéndote Ama y señora de estos momentos... duele y no me gusta. El dolor me pone alerta y desabrocha ojos llenos de bilis que es mejor que sigan dormidos. Pienso "No hay dolor, No hay dolor"... y se aleja.
Si hago la señal dejarás de Amarme y de Dolerme... pero se me ha olvidado... Tendré que frenar de golpe...
Me pones boca abajo... me atas, me anudas el cuello... LLévame a pasear con una correa que apriete demasiado ...
Voy a seguir jugando... jadeando... sudando...
Te supones mi Dueña, siendo esclava en realidad.
Has empezado a meter tu tacon por mi culo...





