Se baja del taxi tres calles antes. Le gusta pasear hasta la casa de ella, aunque ya no es capaz de hacer todo el trayecto andando... como antes.
Al llegar a la esquina, le gusta pararse y comprobar que una prenda roja, cuelga solitaria en en tendedero de la cocina, haciéndose señal para amantes mientras los maridos se ausentan... como antes.
Por discrección sube las escaleras en lugar de coger el ascensor. Cada dos pisos hace una pausa para tomar aire y para frenar el dolor de sus rodillas resecas. No deja de silvar bajito ni un instante... como antes.
No llama a la puerta, la sabe abierta. La cierra tras él y pone la cadena. Mientras se desnuda en la entrada, siempre piensa que ese día será el que le pille el marido. Dobla todo cuidadosamente y lo va colocando en la silla que sólo sirve para eso... como antes.
Atraviesa la casa en penumbra. En el aire, el aroma de ella. La sabe tumbada, desnuda, húmeda y esperándole... como antes.
Follan despacio, rozando sus pubis grises, besándose sin descanso, amándose sin amor... como antes.
Ella se ducha primero. El se adormila. Ella prepara café. El se ducha con el gel de ella. Beben el café en silencio. Vestida con ese negro de luto por el marido ausente, ella parece aún mas anciana. A el le suena la dentadura postiza mientras bebe.

Al llegar a la esquina, le gusta pararse y comprobar que una prenda roja, cuelga solitaria en en tendedero de la cocina, haciéndose señal para amantes mientras los maridos se ausentan... como antes.
Por discrección sube las escaleras en lugar de coger el ascensor. Cada dos pisos hace una pausa para tomar aire y para frenar el dolor de sus rodillas resecas. No deja de silvar bajito ni un instante... como antes.
No llama a la puerta, la sabe abierta. La cierra tras él y pone la cadena. Mientras se desnuda en la entrada, siempre piensa que ese día será el que le pille el marido. Dobla todo cuidadosamente y lo va colocando en la silla que sólo sirve para eso... como antes.
Atraviesa la casa en penumbra. En el aire, el aroma de ella. La sabe tumbada, desnuda, húmeda y esperándole... como antes.
Follan despacio, rozando sus pubis grises, besándose sin descanso, amándose sin amor... como antes.
Ella se ducha primero. El se adormila. Ella prepara café. El se ducha con el gel de ella. Beben el café en silencio. Vestida con ese negro de luto por el marido ausente, ella parece aún mas anciana. A el le suena la dentadura postiza mientras bebe.
Y todo sigue... como antes.






