Las lágrimas de San Lorenzo son gotitas de la mezcla que se produce dentro de su coño cuando me corro ahí. Sus fluidos y los míos como un sustento vital. Es tan sucia que se pone a horcajadas sobre mi vientre y deja que llore su coño... plim... plam.. plim... plam... cada gota va dibujando un mandala imposible y hermoso... plim... plam... La belleza de su caos asimétrico lo distancian de la naturaleza misma de esas formas, de los purismos... ademas este mandala huele y sabe... Intento tocarlo y me dice que si lo hago, que si destruyo su obra, me mata aqui mismo... joder, y se que lo haría... Me encanta follar con locas. Ahi erecta, con un pié a cada lado de mi cuerpo, se contornea y las gotas de la mezcla del amor salen despedidas sobre la cama.. sobre mis manos... sobre mi cara... Yo no me muevo...
El mandala se crea con intensidad para ser destruido en el instante de su finalización dejando claro de lo efímero de la existencia... con este pasará lo mismo... solo quedará su recuerdo... su cálido, húmedo y dulce recuerdo.
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