miércoles, 13 de julio de 2022

Bolsas de Basura 1

Aun sin pisar la calle
siento el aliento del vampiro
en mi nuca.
Lascivo y penetrante.
Pútrido y purulento.

Necesario y estimulante
ha de concederme el tiempo
que se me arrebata
con cada golpe
de corazón,
Cada vez menos vital
Cada vez más espeso
y difícil de tragar.

Dos aspiraciones
sin fortaleza,
carentes de oxigeno
y después la nada.

Y después la vida
acumulada en tristes
y estériles bolsas de basura
con olor a saludable
rellenas de sus libros,
sus ropas,
sus cremas,
sus recortes
y todo lo que nos decora
mientras vivimos.

Las deposito en la calle
sobre las bolsas de otros
tal vez ya ausentes.
Ahora las montañas de basura
se me hacen muerte
que sacamos de las casas
para olvidar lo acumulado.

Cuando me retiro a por más
asoman los recicladores.
Desde la distancia
veo como abren mis bolsas
y como reaparecen
sus libros,
sus ropas,
sus cremas,
y sus recortes.

Aparece la nostalgia
entre esas manos extrañas
que revientan las bolsas
separando con destreza de sabio
lo útil de lo inutil,
sin emociones visibles,
con ansia automatizada,
festejando el momento
cuando algo les sirve
apartandolo a un lado
creando un nido
donde mis recuerdos
ya no hacen ruido.

Los libros quedan olvidados,
nadie los revuelve.
Tanto afán por perdurar
en palabras escogidas
para en la selección vital,
más allá de la estupidez,
siempre es más útil
una bufanda o los restos
de una crema hidratante.

Al fin
La vida queda esparcida
sobre la acera y el asfalto.

De nuevo vuelve el ruido de vehículos
y de gentes hablando
que se quejan
de la basura esparcida
mientras depositan la suya
o van de paseo al parque.

Aun quedan más historias
que embolsar
tras los esmerilados cristales
de la terraza, allí arriba.

Pero hoy no puedo más.

Ahora solo espero al vampiro,
al hada, al duende, al trasgo, al ángel
o al demonio que me aleje de aquí
antes de perderme del todo 

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