Se llamaba Goretti... nombre amable de santa.
Su virtud se la comieron los hombres de sus noches. Su ignorancia la devoraron las mujeres de su familia. Su vida se la llevó el tiempo, disfrazado de trabajo en una gestoría.
Siempre quiso ser puta, siéndolo sin saberlo. Pedía dinero a sus hombres, comprensión a sus mujeres y milagros a Santa María Magdalena.
Adoraba de ellos que se sentaran a horcajadas sobre su pecho, con la polla grande y tiesa sobre su nariz y olerla, saboreándola, sabiéndose fuerte, recibiendo el impacto del semen en su paladar, caliente y salado.
Adoraba de ellas que se sentaran alrededor de la mesa en tertulias interminables para hablar de lo uno o de lo otro, despedazando vidas de unos y obras de otras con la crueldad de lobas arrancando pedazos de ovejas que aún respiraran, mientras ella servía los cafés, dosificaba el azucar y repartía las pastas que había horneado esa misma mañana.
Adoraba de Santa María Magdalena. lo que veía; su majestuosidad, su belleza, su silencio, su inmovilidad, su inutilidad y lo que suponia e imaginaba, esos encuentros con el amante más divino y perfecto, el hijo de Dios, en los que, tal vez , ella tambien sintió el impacto de Fluidos Divino en el cielo de su boca.
Se llamaba Goretti... nombre y vida de santa.
Siempre quiso ser puta, siéndolo sin saberlo. Pedía dinero a sus hombres, comprensión a sus mujeres y milagros a Santa María Magdalena.
Adoraba de ellos que se sentaran a horcajadas sobre su pecho, con la polla grande y tiesa sobre su nariz y olerla, saboreándola, sabiéndose fuerte, recibiendo el impacto del semen en su paladar, caliente y salado.
Adoraba de ellas que se sentaran alrededor de la mesa en tertulias interminables para hablar de lo uno o de lo otro, despedazando vidas de unos y obras de otras con la crueldad de lobas arrancando pedazos de ovejas que aún respiraran, mientras ella servía los cafés, dosificaba el azucar y repartía las pastas que había horneado esa misma mañana.
Adoraba de Santa María Magdalena. lo que veía; su majestuosidad, su belleza, su silencio, su inmovilidad, su inutilidad y lo que suponia e imaginaba, esos encuentros con el amante más divino y perfecto, el hijo de Dios, en los que, tal vez , ella tambien sintió el impacto de Fluidos Divino en el cielo de su boca.
Se llamaba Goretti... nombre y vida de santa.








