"Yo no sé si las cucas murmuran o dejan de murmurar, lo que está más que claro es que tienen un polvazo de olvidarse de comer, có.
Amos que yo me hago un cojín con los pelos del pecho del musiketa, me lo pongo en el sofá para apoyar la cabeza los domingos y me erosiono el clítoris a pajas nada más verlo, seguro.
Y el CULO, o sea, el del lomo, o sea, los hombros, o sea, joder, el otro, uno que además de sexo debe de ser un ser vivo, el Murmu... Cómo se puede estar tan bueno en la vida y sobrevivir en general? Claro que a 200 leuros la horita…
Se veía a trompicones al principio, pero luego todo se apañó, cantaron muy guapamente, lo de siempre que les sale tan bien, por eso es lo de siempre, por eso les sale tan bien, poresoeslodesiemprepor… 5 minutos, vaya, pero como seguimos mojando las bragas…
De desear una visión más objetiva y menos hormonal, la próxima crónica que la haga un tío (¿).
Y otra canción muy guapa, la de Llorando Lefa, que promete, a mí me gusto mucho.
Y he aquí los dos momentos estelares de la noche, dos apariciones, únicas e impactantes, infinitamente más que cuando la virgen vino en carne mortal a Zaragoza.
1.-Una cuca-caja de cartón putera con ojos y boca que se meneaba hacia los lados y decía llamarse Litos.
2.- Un tío cuca mu gracioso, pero mucho, que aparecía y desaparecía en cuestión de segundos cambiando de pinta como Mortadelo, muy macarreta y muy colgao, que decía ser el Ramiro.
Y ya. Voy a hibernar hasta el siguiente Telecuca, que hasta entonces, pa qué...."
