El teléfono no para de sonar en el despacho de Martín. Tres lineas sólo para él. Es para volverse loco. Apenas has colgado una conversación e inmediatamente se abre otra...
Pero Martín es un tiburon empresarial. No hay negociación que se le resista, ni comida de negocios en la que no destaque su palabreria vacía ni secretaria que no haya recibido rosas suyas.
Hoy su mano le pica más de lo habitual. En medio de una conversación sobre el cierre de otra empresa con 40 trabajadores para la adquisición, a bajo precio, de los terrenos que ocupa, levanta ligeramente la tirita que cubre la pequeña herida. Parece seca.
Descuidadamente arranca la costra. Y sigue hablando y sigue rascando. Un tacto nuevo le hace mirar su mano. No puede creerlo. En su mano, en la zona vacia de piel, asoma un tejido diferente., brillante, traslucido y rojo. Se lo acerca a la nariz y huele. Huele a fresa acida. Lo chupa ligeramente, no es sangre coagulada... sabe a gominola de freson acido.
Cuelga el teléfono que inmediatamente grita con otra llamada nueva.
Martin se sorprende de lo facil que parece separse la piel de su cuerpo... y el picor se hace insoportabe... y ya no es solo en la mano... es en el brazo, en la espalda, en la cara, en la polla...
Al otro lado de la puerta, sus tiburones compañeros estan sorprendidos por el enloquecedor sonido de telefonos que sale del despacho de Martín. Se han comenzado a levantar y se acercan hacia allá, preguntándose, sorprendidos, que estará ocurriendo... Los telefonos gritan y gritan alli dentro... Alguien golpea la puerta del despacho y pregunta si esta bien...
De repente los telefonos callan...
Un silencio insoportable abraza la oficina...
La puerta de despacho de Martín se abre y la cruza un asustado y grandisimo hombre-chuche de gominola roja y traslucida, con sabor a fresa acida... Los ojos muy abiertos... su voz apenas un murmullo... pide ayuda...
Los tiburones dan un paso atras, analizan, evaluan y toman decisiones inmediatas...
Se lanzan sobre Martín y lo devoran... Como niños en un cumpleaños.
El festín termina pronto... algunos restos quedan sobre la moqueta... Cada uno regresa a su lugar... Los telefonos gritan de nuevo...
