Abre su armario.
Elije tres prendas: Un vaquero, un jersey marrón y un par de calcetines.
Los envuelve uno a uno, con paciencia y delicadeza, en brillantes y coloridos papeles de regalo. Coloca los tres paquetes al fondo del minusculo salón y sobre ellos cuatro paquetes más.
Sonrie satisfecho. Todo esta bien.
Llamán a la puerta. Abre. Ante él dos pequeños muy nerviosos intentan zafarse de la mano de su ex-mujer.
- Comes con ellos y a las 6 de la tarde me los llevas...
Las manos se abren. Los pequeños cruzan veloces hacia el salón. El se despide con torpeza y cierra la puerta. Ella escucha los gritos velados de los niños ante los regalos, se gira, vencida, y llama al ascensor.
La más pequeña salta al ver tantas sorpresas...
El mayor dice que los Reyes han traido más regalos aqui que en casa de los abuelos.
Abren uno a uno los paquetes... sin delicadeza... con furia infantil y los ojos muy abiertos.
Él sonríe satisfecho... los sabe felices...
- ¡Abre uno tuyo Papa!...
Elije al azar... abre el del jersey marrón... y orgulloso lo muestra a sus pequeños...
- Jo que bien, papi... es como el del año pasado... ese que te gustó tanto... ¡Que bien!..., ¡Ya tienes dos iguales!...
El padre intenta tragar saliva. Gira la cabeza y mira lejos, a través de la ventana... No le apetece que sus hijos vean sus ojos en este momento...
En la calle, la madre enciende un cigarro y dá una patada a un algo invisible...
De nuevo... todo es mágia en otra feliz mañana de Reyes...
Elije tres prendas: Un vaquero, un jersey marrón y un par de calcetines.
Los envuelve uno a uno, con paciencia y delicadeza, en brillantes y coloridos papeles de regalo. Coloca los tres paquetes al fondo del minusculo salón y sobre ellos cuatro paquetes más.
Sonrie satisfecho. Todo esta bien.
Llamán a la puerta. Abre. Ante él dos pequeños muy nerviosos intentan zafarse de la mano de su ex-mujer.
- Comes con ellos y a las 6 de la tarde me los llevas...
Las manos se abren. Los pequeños cruzan veloces hacia el salón. El se despide con torpeza y cierra la puerta. Ella escucha los gritos velados de los niños ante los regalos, se gira, vencida, y llama al ascensor.
La más pequeña salta al ver tantas sorpresas...
El mayor dice que los Reyes han traido más regalos aqui que en casa de los abuelos.
Abren uno a uno los paquetes... sin delicadeza... con furia infantil y los ojos muy abiertos.
Él sonríe satisfecho... los sabe felices...
- ¡Abre uno tuyo Papa!...
Elije al azar... abre el del jersey marrón... y orgulloso lo muestra a sus pequeños...
- Jo que bien, papi... es como el del año pasado... ese que te gustó tanto... ¡Que bien!..., ¡Ya tienes dos iguales!...
El padre intenta tragar saliva. Gira la cabeza y mira lejos, a través de la ventana... No le apetece que sus hijos vean sus ojos en este momento...
En la calle, la madre enciende un cigarro y dá una patada a un algo invisible...
De nuevo... todo es mágia en otra feliz mañana de Reyes...