Hay noches canallas, otras son tan crueles que la luna nos pone un cristal cuando ves unos regalos para ti, corres y al cogerlos tus manos se rompen, no hay nada, solo el Parque del Cubo en el Paseo de la Castellana, donde trabajan los travestís viejos y una mujer mayor.
Ves que te mira con un escote del que se salen las tetas, corres más despacio a tocarlas con tus manos doloridas y a morderlas reventando tu labio contra el cristal, no hay nada, solo Lili "la portuguesa" sentada en el banco de la marquesina del bus,travestí vieja. Al lado, en el borde de Castellana, está Gloria la única mujer puta y vieja que trabaja la zona.
Te mira de lado con chulería, siempre te ha caído bien su cara de canalla, te pones delante y le hablas, no te contesta, no hay nada, solo Lili "la portuguesa" que esta noche solo se ha hecho un cliente y Gloria "la puta vieja" pegada al borde de Castellana, levantando la mano a los coches en busca de clientes.
La ves acariciando un animal y tu solo acaricias el cristal frió, no hay nada, solo el abrigo de visón negro de Lili con puntas blancas y los coches esquivando a Gloria pensando que es una vieja loca . ¡ Esta noche es jodida, sólo nos hemos hecho un cliente !
Y ves el móvil que te invita a llamar a los tuyos y decirles que les quieres, pero no hay señal, solo un cristal, Lili y Gloria se lo han hecho con su cliente, un viejo joyero de la calle Goya, ya no se empalma ni se corre, Lili tampoco como la mayoría de los travestís viejos de la zona.
La ves
echándose perfume y te acercas con el lado bueno de tu nariz a oler,
sangrándote en el cristal, a Gloria "la puta vieja" la utilizan los
travestís para hacer
numeritos y al joyero hoy le
apetecía uno, se las lleva a su apartamento de la calle
Luchana.
Siempre el mismo número. El joyero se pone desnudo a cuatro patas sacando el culo, Gloria se pone enfrente medio desnuda, medio bailando, medio
tocándose las tetas y el coño, mientras
Lili por
detrás saca su polla y la coloca encima del culo del joyero,
están unos veinte minutos mientras el joyero grita
bajito, no se corre nadie y todo termina.
Me voy a un banco cualquiera y me siento. La veo acercarse, se para, me
regala un chicle, puedo ver su escote , su cara chula, tocar su mano,
oir sonar su
móvil, oler su perfume, no hay cristal y música celestial sale de sus labios, ¡
Un francés treinta y un completo por setenta !