de noche.
Junto a los condones.
"Ya debe ser Navidad"
Pienso mientras me restriego
la polla de pie,
contemplándola ahí mismo,
generosa en su desnudez,
ingenua en su impudicia,
racional en su lascivia
y alevosa en su manera de tocarse,
provocándome.
"Coje uno"
Me lleva mi tiempo abrirlo.
Primero me gusta apretarlo,
sentir como claudica entre mis dedos.
Siento como se deforma.
Siento como se endurece.
Lo hago girar.
Lo lanzo al aire un par de veces
y noto en cada caída
que asume la tensión necesaria.
Lo sé dulce y denso ahora mismo.
Más pequeño. Más intenso.
Lo abro y lo miro.
Sobre el papel.
Sobre la palma de mi mano.
Es todo deseo.
"Dame"
Me coloco sobre ella.
Incrusto el endurecido mantecado
en mi boca
y mi endurecida polla
en su coño.
Ella muerde ambos
y los saborea
con los ojos cerrados
y entregada a su placer
a miles de eones
de mi hambre.
"Ahora es Navidad"
pienso mientras cabalgo
entre sus rodillas
notando el rompiente placer
que acaba de nacerme
más allá de mis riñones
y que fluye entre laderas
de deseo
erosionando todo.
Sé que al terminar
tatarearé un villancico
mientras me ducho
antes de despedirme
hasta no se sabe cuándo.
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