Ya se respiran los últimos alientos a este mes de verano. Se nota en el ambiente. La gente empieza a coger velocidad en todo lo que se vive. Se bebe más rapido. Se compra más rápido. Se hacen visitas turisticas a sitios cercanos. Se pilla cacho antes. Los que tonteaban hace unos días sin mayores compromisos, ahora follan como si se les fuera a terminar la vida.
Una mujer se lanza al mar en el atardecer. Da unas brazadas. Se para. Se yergue. Mira al horizonte. Sigue mirando al horizonte. Las olas acarician su cuerpo. Respira hondo dos o tres veces. Se sumerge unos instantes. Sale del agua. Se gira y con la cabeza baja, vuelve andando a la playa. Su verano ha terminado.
- Y aun no hemos follado en la playa.- Me dice Sandra.
- Pues dicen que un verano sin sexo en la arena no es verano ni es nada.- responde su marido Leandro.
- Pues no lo pensemos más. Estamos cenados. Estamos bebidos. Estamos duchados. Estamos vivos. Vayamos a follar.
Pillo las llaves de su Lexus.Una botella helada de champan y 6 latas de cerveza tambien frias. Toallitas húmedas. Tabaco y unas nueces.
- Leandro, no olvides la cámara de fotos. Y Leandro me sonrie como una puta a su amante y chulo.
Sandra lleva una gran toalla que extiende sobre la arena. El aire es fresco y húmedo. Nos ponemos al lio. Me arrodillo entre los labios mas carnosos de Sandra, sincronizo mi lengua a los embites de las olas sobre la arena. Vamos al unisono las olas y yo. Sandra me mira, ella ha captado el concepto. Se que valora siempre estas sorpresas artisticas cuando folla. Leandro se masturba y mete la polla en la boca de su mujer. Nos movemos. Cuando noto sus primeros orgasmos, mi polla crece, gigante, apretando mi pantalon. No llevo calzoncillos en verano. Es facil. La asomo enorme. Giro a Sandra y la coloco sobre mi. Que cabalgue. Dejo que se la meta a su gusto. Casi al final de estar dentro embisto con furia de mil mares. Leandro se coloca tras ella, unta el unto de sodoma y se la mete. Sandra aulla, Leandro aulla, yo aullo. Somos lobos follando. Mi polla y la de Leandro compiten en los empujones dentro de Sandra. Leandro me mira a los ojos, nota mi polla pegada a la suya dentro de su mujer y se vuelve loco. Sincronizados al ritmo del sonido de las olas que llegan a la arena. Ya no estamos follando. Esto se llamar OLEAR. Estamos OLEANDO.
Mientas me tomo una cervecita tumbado boca arriba y enfrentado con un cielo nocturno plagado de estrellas comienzo a darme cuenta que hecho de menos los cielos sin estrellas de Madrid. Una amiga gallega llama a esto Morriña.
Una mujer se lanza al mar en el atardecer. Da unas brazadas. Se para. Se yergue. Mira al horizonte. Sigue mirando al horizonte. Las olas acarician su cuerpo. Respira hondo dos o tres veces. Se sumerge unos instantes. Sale del agua. Se gira y con la cabeza baja, vuelve andando a la playa. Su verano ha terminado.
- Y aun no hemos follado en la playa.- Me dice Sandra.
- Pues dicen que un verano sin sexo en la arena no es verano ni es nada.- responde su marido Leandro.
- Pues no lo pensemos más. Estamos cenados. Estamos bebidos. Estamos duchados. Estamos vivos. Vayamos a follar.
Pillo las llaves de su Lexus.Una botella helada de champan y 6 latas de cerveza tambien frias. Toallitas húmedas. Tabaco y unas nueces.
- Leandro, no olvides la cámara de fotos. Y Leandro me sonrie como una puta a su amante y chulo.
Sandra lleva una gran toalla que extiende sobre la arena. El aire es fresco y húmedo. Nos ponemos al lio. Me arrodillo entre los labios mas carnosos de Sandra, sincronizo mi lengua a los embites de las olas sobre la arena. Vamos al unisono las olas y yo. Sandra me mira, ella ha captado el concepto. Se que valora siempre estas sorpresas artisticas cuando folla. Leandro se masturba y mete la polla en la boca de su mujer. Nos movemos. Cuando noto sus primeros orgasmos, mi polla crece, gigante, apretando mi pantalon. No llevo calzoncillos en verano. Es facil. La asomo enorme. Giro a Sandra y la coloco sobre mi. Que cabalgue. Dejo que se la meta a su gusto. Casi al final de estar dentro embisto con furia de mil mares. Leandro se coloca tras ella, unta el unto de sodoma y se la mete. Sandra aulla, Leandro aulla, yo aullo. Somos lobos follando. Mi polla y la de Leandro compiten en los empujones dentro de Sandra. Leandro me mira a los ojos, nota mi polla pegada a la suya dentro de su mujer y se vuelve loco. Sincronizados al ritmo del sonido de las olas que llegan a la arena. Ya no estamos follando. Esto se llamar OLEAR. Estamos OLEANDO.
Mientas me tomo una cervecita tumbado boca arriba y enfrentado con un cielo nocturno plagado de estrellas comienzo a darme cuenta que hecho de menos los cielos sin estrellas de Madrid. Una amiga gallega llama a esto Morriña.
OLEAR tiene una consecuencia buena y una mala. La mala es que masticas arena. La buena es que esa arena se pega a la polla y agarra más dentro de los cubiculos.
Y cuando terminas. Hay reflejos de ciudades llenas de gente y lejanas que ondulan sobre el agua.
Y cuando terminas. Hay reflejos de ciudades llenas de gente y lejanas que ondulan sobre el agua.
Son casi las diez de la mañana. La noche ha sido larga. Publicar y dormir.
3 comentarios:
Me habías asustado querido, creía que no ibas a echar de menos tu madrid del alma mía... pero ya veo que si.
Yo follar en la arena se me da fatal,con lo histérica que soy yo para la arenita aisssss
Besicos
Belén: a ti y a todo el mundo, luego masticas arena una semana, es una falacia eso de hacerselo en la playa tan agusto.
En un barquito velero o un yate pues no te digo que no pero en la arena puaffff!
beso
Yo en la playa no voy más allá del paseo marítimo. No entiendo que le guste a la gente.
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