un grifo abierto
y su eco se cuela
por el patio interior
e impide el sueño
al emular fuentes,
y manos en fuentes
y fuentes de piedra
con aguas heladas
que nacen de las fauces
de un animal de mármol
que en la noche cobra vida
y acecha desde las sombras
los pasos de transeúntes
que escapan de sus vidas
escondiéndose bajo sus ruinas.
El grifo se cierra.
Vuelve el sueño.
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