de princesa balbuceante de añil mirada.
Que no me entiendes, me dices...
Que no me quieres, te callas...
Que no me llenas, me gritas...
Que no te vayas...
Y te acercas desde lejos
y no me llegas.
Sólo tus llagas se hicieron fuertes
en tu mirada y son mis llagas
ahora.
Tu cama huele a pena de orgasmos
y a pies con calcetines.
Tocabas mi pelo cuando me creías dormido
y tu coño cuando me sabías despierto.
Fuiste arena que pisé con gracia
pero las aguas de mi mar
ya las borran...
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