Tras perder 10 años de su vida follando, dándolo todo a mujeres, algún hombre y aquella perrita cocker tan dulce que destripó una noche de borrachera de anis, Leandro Punido decidió que aun no estaba todo perdido. Lloró por el tiempo pasado. Rió por los besos ganados. Saltó por los cuerpos sudados. Y supo que los siguientes diez años los ocuparía en reparar sus autoestima.
Ya no follaría mas... solo mamadas.
Se extirpó la columna y pasó los últimas horas de su vida disfrutando de si mismo en una gozosa automamada compensatoria... murió axfisiado y sonriente.
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