en ofrendas de amantes olvidadas
me sorprende de repente, si pensarlo,
con recuerdos de pieles conquistadas.
Del placer y el gemir de los comienzos
al amor simulado en los finales.
Del tronar del pecho en el acecho
a la arcada seca en preliminares.
Del querer solo quedan las corridas
que reparto sin belleza entre piernas,
sobre pechos y en las bocas que lo piden.
De la náusea constante y de los olores
que olvido con destreza al despertarme
sólo quedan ciertas ganas de encontrarte.
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