tras otra noche desesperada
de metas imposibles
y licor barato
que le vende un chino
de sonrisa sin dientes
y enormes encías
tras una pared
de plástico transparente.
No recuerda si fue lenta
o fue de las patinaje
artístico.
No recuerda si besó
labios o folló culos,
al menos el suyo
no le duele
y esa es buena señal.
Creé que hacia las cinco
en algún reloj del mundo,
alguien le dió la hora
junto con abrazo.
Recuerda tumbarse cerca
de fuegos encendidos en bidones
y mujeres exoticas
con largos abrigos
de pieles eléctricas
que aúllan sus precios
y hablan de recetas.
Todo va llegando
en sumatorio de imágenes
con frío en los huesos
que consuman su venganza
al estirarse.
La TV encendida.
El sube el volumen.
La añeja periodista dentro
parece jodida por no poder gastar
su enorme sueldo diario
en época de toque de queda
y habla de libertad
y que baja
la cifra de muertos.
El la grita a ella y al tentetieso
que siempre dice sí sobre su televisión:
"Dilo, di que toca asumir, que es daño colateral, di que toca eso
para que tú puedas
depilarte y llamarme
para follar atada,
abofeteada, quemada,
golpeada, meada
y falsamente querida.
Di lo que me dices,
que asumamos nuestros
Muertos.
Hija de puta.
1 comentario:
Asume esto.
Me cago en tus muertos.
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