jueves, 3 de diciembre de 2020

Mariposas

Su dedo toca mi pecho y ahoga mil mariposas.
Mueren lentas, moviendo sus alas suaves sin saber lo que les pasa.
El rumor termina y el dolor estalla.
Imaginé tantos momentos de su mano que ahora se quedan en nada!

Ella dichosa sonríe al imaginar mi dicha.

Yo mantengo mi sonrisa, triste mueca
de payaso.

Volverán las mariposas para rellenar mis pasos
depravando mis sentidos,
agobiando cada asalto,
despistando mi fluidos
y provocándome risas
que son imanes
de manos
que tendrán dedos
de esos,
que matan mariposas.

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