martes, 12 de enero de 2021

Mar y Sal

Nadie lee mis cuentos
como su voz.

Nadie sonríe tanto
al ver mi rostro de mimo
como su boca.

Nadie cuidó
mi espalda lacerada
como sus manos.

Nadie fue nunca gata
como lo fue ella.

Ahora maulla
en mis recuerdos
diciéndome adiós
desde el otro andén
del metro.


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